BIOGRAFIA SIANO ARIAS


IANO ARIAS - BIOGRAFIA

En la casa de Rafaael Arias -Chachí- y Polonia Gerónimo de Arias, allá en Sabana Larga, de San José de Ocoa, la música típica era un personaje presente todo el tiempo. El propio Chachí se destacó como un o de los buenos músicos tópicos que dio la provencia Peravia. Varios de sus hijos le siguieron las huellas.

Willian y Domingo aprendieron a tocar el acordeón y Ocadia, hermana de ambos, aprendió a tocar la güira. Pero el más sobresaliente de todos fue Rafael Casiano Arias Gerónimo -Siano-. Según datos ofrecidos cortésmente por su cuñado, el ingeniero Milito Ortiz Ciprián, Siano nació en la misma localidad de Sabana Larga, el 25 de diciembre de 1956. Aunque desde niño le gustó la música típica y la ensayaba en el ambiente que se vivía en su casa paterna, los primeros salarios los cobró Siano Arias por su trabajo en un taller de desabolladura y pintura, en Ocoa. Para ejercer esa misma actividad se trasladó a Baní, pero ya en esa ciudad se decidió por organizar su propio conjunto musical. En 1978 vino a Santo Domingo. Empezó a tocar bailes por contrato y caló en el gusto de la gente, gracias a su música bien ligada, alegre y ajustada, a la que agregaba una voz, que sin ser alta ni fuerte, era clara y bastante melodiosa.

Siano Arias era sureño, pero hizo suyo el merengue cibaeño y ese fue el estilo que cultivó en su corta pero intensa carrera. Demostró tener buenas condiciones de compositor y como si presintiera su muerte prematura, le puso un detalle de profundo dramatismo al fin de su existencia. Siano hizo su propio testamento musical a ritmo de merengue; y como quien escribe su carta de despedida y confiesa en ella sus últimos deseos, hizo unos versos conmovedores.

Cuando yo me esté muriendo/ que me traigan mi acordeón/ pa'tocarle este merengue/ de mi propia inspiración/.../. Con ese estilo siguió expresando sus deseos de que los amigos lo recordaran; habló de la hija que dejaba y, además de hacer las letras y ponerle una música adecuada, el propio Siano tocó y llevó al disco su adiós al merengue, al canto y a la vida.

Cuando parecía destinado a gozar de una larga carrera artística, Siano Arias murió repentinamente el 210 de febrero de 1993. Aún dentro de la tragedia que significó su fallecimiento tan temprano, debe tenerse por cosa buena el hecho de que Siano dejara una apreciable cantidad de grabaciones, de fácil adquisición en el mercado del disco. Gracias a esto, es posible seguir disfrutando la música graciosa y bien lograda de este acordeonista, que puso en alto la reputación merenguera de los sureños y pudo haber continuado por muchos años la tradición y los méritos musicales de los Arias en San José de Ocoa.

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