Nagua, que ha sido tan fértil en eso de producir acordeonistas, tiene entre sus méritos folclóricos el haber producido a Blanca María Díaz Martínez, otra de la mujeres audaces que han hecho carrera como acordeonista.
De la sección El Guayabo, de Nagua, hija de Pablo Díaz y Dolores Martínez -Lola-, María nació el 26 de septiembre de 1968, conforme con datos suministrados por la oficina de la artista, en Santiago.
Era una niña, y sin que nadie se lo indicara ni sus padres se opusieran, le salió la inspiración de aprender a tocar como lo hacía Pablo, su papá, y como también lo hacía Adolfo, hermano de María. La música le salió fácil a la niña, y de buenas a primeras formó un conjunto de niños, con su hermano Alejandro en la güira y su primo Kennedy en la tambora. La juvenil directora del conjunto se presentaba al público portando un acordeón que parecía más grande que ella, y rápidamente adquirió la gracia y la destreza necesarias.
Era ya una jovencita cuando emigró a Nueva York. Allá inició su carrera artística, guiada por Juan Robles -Purito-, reconocido artista de la tambora, con quien estuvo María casada varios años y tuvo dos hijos.
La Reyna, como suele denominársele a María Díaz en los ambientes merengueros, llevó su música y su arte por muchos puntos de Estados Unidos. De regreso en su país continuó su obra al frente de su propio conjunto típico, hasta llegar a ser lo que es hoy, una de las mujeres que con más habilidad maneja el acordeón. Es, además, compositora y arreglista.
María Díaz ha demonstrado su gracía y su talento artístico y ha ganado también su legión de simpatizantes y admiradores. Esta dinámica mujer despliega una constante e intensa actividad durante todo el año, y aparte del buen manejo de las notas, posee una aceptable voz. Tiene en su haber diez producciones discográficas.
En pleno despliegue de su carrera, María Díaz es altamente solicitada para actuar en lugares de diversión de gran parte del país, especialmente del Cibao y de la Capital. Puede decirse que con el desarrollo de esta artista, Nagua tiene lo que no tenía. Porque esa provincia, tan pródiga en buenos merengueros, hace años que tiene una mujer acordeonista con fama nacional. Ella no es la primera ni la única en tocar el acordeón en esa región, pero no hay dudas de que es la que más notoriedad ha alcanzado de todas las merengueras típicas de Nagua.